Fuente: KPMG México

KPMG ha querido contribuir con el entendimiento de los riesgos que se enfrentan hoy día con la presentación de su segunda Encuesta de Fraude en México 2010. Como hace dos años, el objetivo de esta encuesta ha sido analizar el impacto de los fraudes en las compañías que operan en México.

Los últimos años han sido particularmente difíciles para el sector empresarial en México y en el mundo.

La actual crisis económica ha tenido graves consecuencias, tanto para el manejo macroeconómico de las finanzas públicas de las naciones como para la gestión de las compañías. Con la contracción de la economía global, las empresas que operan en México se han tenido que enfrentar a una situación muy complicada con limitado acceso a créditos, pérdida de competitividad e incremento en los costos de producción. Todo esto ha orillado a que las empresas implanten planes de acción anticrisis, cuyos resultados aún son inciertos.

En épocas de crisis las empresas intentan reducir gastos. Esta medida, que en principio parece correcta, puede acarrear graves consecuencias.

Si la reducción de gastos no se realiza de manera planeada, se corre el riesgo que parte de esta reducción de gasto se realice en detrimento de los mecanismos de control interno.

En consecuencia, se reduce la capacidad de las empresas de prevenir y detectar irregularidades que eventualmente se conviertan en fraudes.

En efecto, la vulnerabilidad de las empresas a sufrir un fraude en épocas de crisis está relacionada con el debilitamiento de sus mecanismos de control. Por ejemplo, reducir el número de personal que realiza labores de monitoreo y verificación de procesos, reducir o anular las auditorías de control, descuidar el mantenimiento de equipo de vigilancia, relajar los controles de entradas y salidas de mercancía, concentrar en pocas personas funciones vitales de control como autorizaciones de pagos y emisión de cheques o transferencias bancarias y cancelación de programas de capacitación y entrenamiento en materia de ética en los negocios son medidas que al final del día pueden resultar perjudiciales para las empresas.

El control debe basarse en un sistema permanente. No se puede dejar el cuidado del patrimonio de la empresa a la buena voluntad ni en épocas de bonanza, ni mucho menos en situaciones de crisis. No olvidemos que en coyunturas como las que hoy se presentan, el principal objetivo de las empresas se convierte en mantenerse operativas e impedir mayores pérdidas. De ahí que proteger a la empresa de posibles quebrantos se convierte, en buena medida, en un objetivo estratégico.

Conozca el contenido completo de la 2a encuesta de fraude en México en esta liga (Archivo en PDF).