Regreso a casa después del desayuno de Consejo Editorial de Interfase (Periódico Reforma), abro el buzón de correspondencia y encuentro un sobre que dice “Urgente”. Lo abro y veo una carta que incluye mis datos personales.

Me preocupa algo: MIS DATOS PERSONALES.

Así que lo siguiente que hago es tomar el teléfono y  llamar al Despacho de Cobranza que me hizo llegar la misiva en cuestión. Les comparto la conversación:

 

Yo: “Llegó una carta a mi domicilio con fecha de emisión en Agosto 2011, llamo para conocer su Aviso de Privacidad con respecto al tratamiento de mis datos personales”

El  “abogado”: “Deme su nombre, no le puedo dar esa información así como así”

Yo: “Llame para conocer su Aviso de Privacidad, no le voy a dar mi nombre”

El  “abogado”: Sino me da su nombre, es usted una delincuente

Acto seguido: ¡Cortó la comunicación!… Decidí volver a llamar

Yo: “Me comunica con ….. (el nombre de quien firma la carta)”

Recepcionista: “No está, acaba de salir a una junta”

Yo: “Me cortó la comunicación hace 3 segundos! Tan rápido salió?”

y sí, me lo comunicaron

Yo:  “Me llegó una carta a mi domicilio con fecha de emisión en Agosto 2011, mi nombre es Ivonne Muñoz, me dice ¿cuál es su Aviso de Privacidad?”

El  “abogado”: Deme su número de crédito, tipo de crédito y le diré porqué le escribimos

Yo: “Mi crédito está al día, eso no me preocupa. Llame para conocer su Aviso de Privacidad ya que tiene datos personales de los cuales soy titular”

El  “abogado”: No sé de qué me habla, eso no existe

Yo: “¿Creo que ahora el delincuente es otro, no? Es mi derecho saber cómo tratan mis datos personales en su despacho”

El  “abogado”: No sé de que me habla, eso no existe en ninguna Ley”

Acto seguido: ¡Cortó la comunicación, sí, de nuevo!

¿Qué miedo, no? Dicen que el IFAI podrá defenderme… pues ya veremos, porque claro que ésta historia real continuará…


Image: jscreationzs / FreeDigitalPhotos.net