El Software de código abierto ha ganado adeptos, usuarios y partidarios con el paso del tiempo. En la actualidad, algunos consumidores informados prefieren ésta alternativa en lugar de adquirir las (muchas veces costosas) licencias de software común o comercial.

La elección de software es una decisión individual o corporativa que depende de ponderar adecuadamente entre las preferencias y necesidades: costo, con excelente rendimiento, compatibilidad garantizada y marca reconocida contra gratuidad y funcionamiento aceptable.

A partir de su auge, han surgido propuestas para que el gobierno consuma, utilice y desarrolle este tipo de Software. Por ejemplo, en Rusia se ha planteado que el cambio debe ocurrir antes de 2015.

Para este cambio, serían necesarias por lo menos:

  1. Una norma legal que ordene la transición. Hay que tomar en cuenta que los órganos y organismos gubernamentales “no se mandan solos”, sino que necesitan facultad legalmente sustentada para operar el cambio.
  2. Obligatoria. Para ser congruentes con el objetivo, si se opta por el cambio, su implementación debe ser obligatoria y no facultativa.
  3. Establecer un plazo, de modo que la transición no se prolongue indefinidamente.

Partiendo del supuesto del que el gobierno compra las licencias de software comercial, la transición hacia el software de código-abierto tiene una ventaja principal: la reducción de costos por la adquisición de licencias.

De cualquier modo, se debe tomar en cuenta que las necesidades de software del gobierno tal vez no puedan satisfacerse en su totalidad solo con productos open-source. Los programas de este tipo son útil para sustituir procesadores de texto, suites ofimáticas, visores y editores de archivos .pdf, sistemas operativos e inclusive antivirus, pero, ¿qué ocurre con el software especializado? ¿Existe una solución open-source para cada necesidad gubernamental? ¿Se creará un problema con compatibilidad de formatos? ¿Será necesario impartir capacitación para asegurarse que los servidores públicos sepan utilizar y exploten el potencial del software de código abierto?

A veces “lo barato sale caro” y no es deseable que salga caro si se paga con cargo al presupuesto público. En mi opinión, la transición al open-source es una propuesta benévola pero inaplicable. Habrá que esperar los resultados que arroje la aplicación de ésta iniciativa en otros países.

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