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El comprar un seguro puede ser una gran inversión, proteger el patrimonio de la familia, tener algún servicio médico de emergencia, incluso por ley se requiere contar con uno en caso de dañar a terceros con el automóvil.

Diversos bancos y aseguradoras con vínculos comerciales ofrecen el servicio a sus cuentahabientes, pero… ¿qué pasa cuando a su tarjeta de crédito le llega el cobro de un seguro que usted jamás solicitó?

Basta con investigar un poco en Internet para ver la gran cantidad de denuncias de este tipo.

Al parecer el modo de operar de estos vendedores de seguros es el siguiente:

  • Llaman por teléfono a su domicilio o celular a nombre del banco, con la supuesta intención de actualizar su base de datos
  • Estos vendedores mencionan su nombre, domicilio, incluso los movimientos recientes de su cuenta.
  • Le preguntaran si estos datos son correctos a lo que seguramente usted responderá SI
  • Le agradecen la llamada y enseguida cuelgan.

¿Usted encuentra algo sospechoso en ello? De principio no, hasta que en su estado de cuenta aparece reflejado un cargo que va desde los 50 pesos hasta los 1,700.

Resulta que al momento de usted decir la palabra SI fue grabado, así es, su respuesta fue almacenada en alguna base de datos junto con alguna otra grabación en la que usted autoriza esos cargos y la compra de dichos seguros.

El siguiente paso es cancelar ese seguro, a lo que usted se dirige al banco y recibe la siguiente noticia, “nosotros no nos encargamos de eso, diríjase con la aseguradora”

Usted trata de localizar a la aseguradora, llamada tras llamada, la enlazan al encargado y al siguiente, ¡llamadas de 30 minutos hasta que finalmente le dicen que tiene que enviar un fax! en pleno 2014 tiene que enviar un fax solicitando la cancelación de un seguro que usted jamás solicitó.

Cientos de casos parecidos son publicados en Internet con diversas aseguradoras y diversos bancos, todos culpables e inocentes a la vez, un vínculo que seguramente les genera muchas ganancias a costa de los “asegurados” que no están dispuestos a pasar media hora en un teléfono, a tener que enviar faxes o que quizá siguen sin percatarse de los cargos que se les están haciendo, todo por un servicio que jamás solicitaron.

¿Usted ya revisó que es lo que está pagando?