Éste es uno de los casos que ha causado mayor controversia dentro de la industria musical en los últimos años y es que al músico al que han plagiado es de los mejores representantes de una de las compañías de discos más importantes e influyentes, símbolo del despertar social afroamericano de los años 60, la discográfica Tamla Motown, de la que se acuñara el ya legendario sonido Motown. El músico en cuestión es Marvin Gaye quien, junto con Stevie Wonder, es un peso pesado de la compañía discográfica que editó en 1971 “Whats Going on”, uno de los discos más conmovedores y al mismo tiempo poderosos que he escuchado, considerado entre los más importantes de todos los tiempos y nombrado por el diario Británico Guardian/Observer como El álbum más grande del siglo XX.
El tema en disputa es el hit de 1977 “Got to give it up”, que mantiene un gran parecido con “Blurred lines”, compuesta por Pharrel Williams junto con Robert Thicke y lanzada en 2013 con gran éxito, convirtiéndose en uno de los sencillos más vendidos de la historia, atrayendo ganancias por 4.6 millones de copias vendidas.
Desafortunadamente, no es Marvin Gaye quien defiende los derechos de su canción, y aunque su música se defiende sola, eso es algo que no pudo lograr el extraordinario músico al ser asesinado por su propio padre luego de una acalorada discusión.
Quienes se presentan como parte acusadora son sus hijos: Frankie Christian Gaye, Marvin Gaye III, Nona Gaye y la corporación Bridgeport Music fundada por Armen Boladian, quien intentó entrar en el caso defendiendo los derechos de otra canción: “Sexy ways” de George Clinton, la cual afirmaría también tiene similitudes con “Blurred lines”, sin embargo el juzgado desestimaría esta acusación.
En términos musicales, la verdad es que las similitudes son evidentes, sobretodo en la sección rítmica, con un bajo sincopado que predomina durante toda la canción, lo cual se escucha en “Got to give it up” y en “Blurred lines”; por ejemplo, lo que es muy notorio es cómo el bajo entra en los mismos compases junto con las percusiones y la batería en ambas canciones, y la manera en que están resueltos los cambios utilizando los mismos puentes; básicamente la estructura es la misma que la utilizada en “Got to give it up”. Otro ejemplo son las secciones en las que el bajo hace una melodía en progresión descendente, la cual se aprecia en la canción de Gaye aproximadamente en el minuto 3´07”, sólo que en el tema original se insinúa una vez y casi al final y en “Blurred lines” este recurso se usa todo el tiempo, casi como un loop en el que se imita esa misma línea melódica del bajo pero tocada con octavas, con un ritmo un poco más al estilo de música disco.
También los coros, que en la canción de Gaye aparecen aproximadamente en el minuto 3´15”, tienen la misma estructura melódica que los coros de “Blurred lines”: “You know you want it”.
Es decir, lo que sucede es que prácticamente las secciones (como los coros y la progresión descendente del bajo que mencioné anteriormente) fueron reacomodadas, la única diferencia es que en la canción de Gaye sólo se insinúan al final y en “Blurred lines” son usadas todo el tiempo.
Sobre el sonido característico en el bajo cabe mencionar que Marvin Gaye se hacía acompañar del extraordinario bajista James Jamerson, cuyo estilo en el bajo eléctrico es un referente del soul de los años 60 y ha sido uno de los bajistas más influyentes, incluso para otros estilos musicales, como en este caso.
Todas estas “coincidencias” no creo que se puedan considerar únicamente como producto de la enorme influencia que tiene Gaye sobre muchos músicos contemporáneos, ya que hay varios elementos que no sólo coinciden sino que son iguales; es decir, es difícil ver estas coincidencias como elementos derivativos, aunque Pharrel Williams y Robin Thicke trataron de darle ese sentido argumentando que: “’Blurred lines’ es la reminiscencia de un sonido y no una infracción al copyright”, además de señalar que: “los demandantes están reclamando la propiedad de todo un género”.
En contraparte, el abogado de los herederos de Gaye, Richard Busch, dentro de sus argumentaciones en el juzgado mencionó que: “el caso trata esencialmente sobre honestidad”.
El jurado declaró culpables tanto a Pharrel Williams como a Robin Thicke quienes deberán pagar una multa de 7.3 millones de dólares a los familiares de Marvin Gaye.
En este tema siempre habrá posturas e intereses encontrados, ya que desde el punto de vista de los hijos y los seguidores de Marvin Gaye esto fue tomado como un agravio, y lo es en cierta forma por no dar crédito a la música del compositor y colgarse medallas ajenas.
Sin embargo, hubo reacciones diferentes, como la de George Clinton otro gran representante del género soul y principalmente del funk, líder de las extraordinarias bandas Funkadelic y Parliament, a quien se trató de incluir en un momento durante el caso (como lo mencioné al inicio), pero él mismo se deslindaría mediante un twitter: “No sample of #Funkadelic´s “Sexy ways” in @Robin Thicke´s Blurred lines- yet Armen Boladian think so? We support @Robin Thicke @Pharrell!”
En este caso quizá lo que se demanda es el hecho de no acreditar en papel lo que se está acreditando en la música y en mi opinión aquí es donde reside la controversia; hubiera sido más sencillo hacer un cover de “Got to give it up”, (claro que esto implica el pago de regalías y dar crédito a quien verdaderamente compuso la canción). En mi opinión, considero que sí se trata de un plagio, y de haberlo abordado como un cover sería una buena versión. Pero lo mejor es que sea usted y su oído quien decida.
Para los interesados en leer la resolución del caso publicada por The Hollywood reporter, la pueden consultar en este enlace.
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